Allá en España tengo una gran amiga que vino del Brasil y se afincó en tierras alicantinas. Ya no pasa tanto frío en invierno pues su piel se ha acostumbrado. No así sus pies. Pero, como no puedo solucionarle ese pequeño contratiempo en las piernas pero sí en su espalda, le regalé este echarpe bien calentito. Su sonrisa iluminó más de 7 calles a su alrededor.